9 de enero de 2015

El suicidio sí existe



En el año 2012 se suicidaron 3.543 personas en España, según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística, lo que equivale a un suicidio cada dos horas y media. Esta cifra hace palidecer la de las 46 mujeres asesinadas por violencia de género, o incluso la de los 1.903 muertos por accidentes de tráfico, también en ese mismo año de 2012.

Sin embargo, al contrario de lo que ocurre con esas conocidas lacras sociales, los suicidios son invisibles en los medios de comunicación. Si bien es cierto que desde el punto de vista demográfico la mortalidad por suicidio es casi irrelevante (7,57 suicidios por cada 100.000 habitantes), nadie puede negar que se trata de un grave problema social. Cuantitativamente, el suicidio supera con mucho a esas otras dos causas de muerte que reciben una atención prioritaria y continua en los medios, pero al no darse noticia de los suicidios parece que el problema no existe o es insignificante.


Se supone que esta política de ocultación tiene como objetivo impedir que otras personas emprendan este mismo camino. No obstante, al no crearse un estado de conocimiento y opinión públicos, las medidas de prevención, las posibles soluciones y el apoyo a las familias, caso de que se estén llevando a cabo, no obtienen eco social alguno. Por lo tanto, no se genera un clima de concienciación ante el problema y de solidaridad con las víctimas, y los esfuerzos que las administraciones estén haciendo, si es que hacen alguno, pueden estar siendo inútiles en muchos aspectos.

En los últimos años, la tasa de mortalidad por suicidio en España no ha variado sustancialmente, lo que implica que, si bien el problema no se acrecienta, tampoco disminuye. Y no hay que olvidar los suicidios fallidos, sobre los cuales es muy difícil generar estadísticas fiables y que, según algunos expertos, son mucho más numerosos que los que finalmente culminan con la muerte. Los intentos fallidos provocan en muchos casos, ocioso es decirlo, perjuicios y costes mucho mayores que los suicidios consumados.

Por otro lado, es comprensible que la lucha contra el suicidio sea distinta a la emprendida para lidiar con otras amenazas. El suicidio es un tema sumamente complejo, en el que la casuística es múltiple, y las visiones y opiniones ante el hecho de que otros se quiten la vida son muy diversas. Mientras que algunos episodios de suicidio pueden parecer a la mayoría de la gente casi hasta comprensibles, otros resultan detestables e ignominiosos.

Es evidente que no se contempla igual el caso del hombre que se pega un tiro tras acribillar a su pareja o a un vecino, o el del terrorista que se inmola cargado de explosivos provocando una gran matanza, frente al del financiero o desempleado arruinado que se ahorca, o de la joven que se arroja a la vía del tren angustiada por presiones sociales o familiares, etc. Sin embargo, todos estos son casos de suicidio y todos implican una gran desgracia.

La esperanza es que, según muchos expertos, una buena parte de los suicidios, como cualquier causa de muerte violenta, pueden llegar a evitarse. Para ello, es necesario empezar por conocer, analizar y prevenir sus causas. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud entiende el suicidio como un problema que debe abordarse con un tratamiento epidemiológico y, aunque reconoce que el asunto rebasa con mucho el de un trastorno mental más, realiza esfuerzos para tratar de comprender su casuística y atenuar sus consecuencias.

El informe Prevención del suicidio. Un imperativo global, publicado por la OMS el año pasado, deja claro que el problema es universal, que se suicidan unas 800.000 personas al año en todo el mundo, que son muchos más hombres que mujeres los que lo llevan a cabo (en España se suicidan casi cuatro hombres por cada mujer) y que los motivos que ocasionan esta mortalidad son diversos y complejos. El informe analiza también los grupos de edad, factores de riesgo del suicidio y las estrategias y dificultades para su prevención. Merece la pena echar un vistazo a esta publicación.

Tasa de suicidio por cada 100.000 habitantes, 2012. Fuente: OMS

Junto con la Medicina y la Psicología, disciplinas como la Sociología y la Antropología tienen mucho que decir ante la prevención del suicidio, pero estas disciplinas sólo pueden actuar en un ámbito social, comunitario. Si, mediante la ocultación sistemática de los casos, se expulsa al suicidio de ese ámbito, se impide trabajar a quienes pueden ayudar a comprenderlo y erradicarlo.

Y tal vez la sociedad en conjunto también puede concienciarse y ayudar; pero siempre y cuando la gente sepa que el suicidio sí existe, que es un problema real, que además de Judas y Cleopatra se han quitado y se quitan la vida en todo el mundo muchas personas, ricas y pobres, jóvenes y ancianas, creyentes y agnósticas. Quizá sea conveniente volver a hablar del tema.

4 comentarios:

  1. Las muertes por suicidio existen, pero no todas se registran como tales. El sesgo de clasificación de esta causa de muerte es poco conocido en España, aunque la más reciente investigación al respecto demuestra su relevancia (Gotsens M et al. Rev Esp Salud Pública 2011; 85: 163-174). Hablar de mortalidad por suicidios debería considerar este importante aspecto de las estadísticas demográficas. Para contribuir al conocimiento del problema del suicidio no basta con observarlo y medirlo desde la mortalidad. Los intentos de suicidio (algunos con resultado de muerte) forman parte del proceso suicida y su medida nos puede ayudar al estudio de sus relaciones con la actual crisis social-política-económica-.... El pasado mes de julio, y desapercibido para gran parte de los medios y parece que también por el autor de este blog, se publico un estudio al respecto. Circunscrito a Andalucía nos advierte del enorme impacto de la crisis sobre este problema (intentos de suicidio) y su estrecha asociación con otro gran problema, el desempleo. Para los interesados en el texto puede descargarse libremente desde: http://www.equityhealthj.com/content/13/1/55. Muchas gracias por el blog. Saludos cordiales. Antonio Escolar Pujolar (antonio.escolar@uca.es)

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  2. Muchísimas gracias, Antonio, por tu información y tus puntualizaciones, que mejoran notablemente este post, con el cual sólo he pretendido llamar la atención sobre la relevancia del problema. Es evidente que el suicidio es un tema complejísimo y con muchas y diversas implicaciones. En el estudio de la OMS sí se dedicaba una especial atención a la cuestión de los intentos de suicidio, y a las dificultades de su detección y tratamiento, aunque, como muchas otras cuestiones, no lo reflejé en el post. Voy a consultar inmediatamente el estudio sobre Andalucía, del que desconocía por completo su existencia. Un cordial saludo.

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  3. La lectura del artículo ciertamente debe servir para concienciarnos del problema, que incluso cuantitativamente puede ser superior al de otras lacras como la violencia doméstica; y las consecuencias igualmente perniciosas. Desde mi humilde opinión. Saludos, José Miguel.

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  4. Gracias, Jesús, por tu opinión, siempre valiosa.

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